Piensa ¿quién es el mejor abogado de asuntos laborales en tu ciudad? ¿y en materia penal? ¿quién es el más recomendado en asuntos migratorios?… Los abogados de alto perfil que te vienen a la mente han desarrollado una imagen jurídica, o marca legal, por llamarle de otra manera, para conectar su nombre con su área de práctica en la mente del público. Tú también puedes hacer un sinnúmero de cosas para mejorar y perfeccionar tu imagen, y así lograr una impresión fuerte y duradera. Algunas de estas cosas son:
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Tu imagen electrónica.
Toda la atención en estos días es en tu perfil electrónico. Busca tu nombre en Google para asegurarte de que sabes lo que aparece. También es útil saber quién más tiene tu nombre. (Si tu nombre es “Juan Pérez”, será más difícil diferenciarte, que si tu nombre fuera “Florentino Espaldancha”). Y a donde quiera que vayas en Internet, piensa sobre la presencia que quieres proyectar, desde el lenguaje que usas hasta tus fotos e imágenes que compartes.
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Tu apariencia personal.
Imagina que seas recordado como “el que siempre viste bien”. Sería emocionante. Al estar siempre bien vestido y organizado, proyectarás que es también tu forma de manejar los casos que lleves. Por otro lado, cuando te reúnes con un abogado y ves que el cuello de su traje o camisa está arrugado, y sus zapatos parecen de un vagabundo, es fácil tener tus dudas. Imagínate ver en un tribunal a un abogado con una mochila de peluche… ¿qué imagen está proyectando este tipo de personas?
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Ese “algo” por el cual te recuerden.
Cómo te arreglas y qué usas, son cosas que envían señales subliminales acerca de tu competencia. Puede ayudarte a proyectar una imagen más memorable para tus clientes o clientes potenciales. No tienes que ser un seguidor de la moda, ni gastar la mitad de tu sueldo para lograr una impresión fuerte. Un abogado de Los Angeles, especialista en derecho equino1, siempre usa ropas de vaquero y botas. Incluso su smoking tiene un yugo encorvado de los que usan los bueyes. Del mismo modo, una abogada del área de quiebras en Chicago siempre usa un botón de la balanza de la justicia de diamante. Y sí, ambos son buenos abogados. Pero el punto es que ellos son memorables al instante, antes de saber cualquier cosa sobre sus credenciales.
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Tu voz.
Si obtienes alguna reacción negativa a tu acento regional (que es muy variante según algunas regiones del país), considera trabajar con un entrenador de voz (regularmente un profesor de canto). Un entrenador puede ayudarte a perder ese acento que delata que eres del Cibao o de la zona Este, y hacer tu voz más meliflua. Entre otras cosas, esto significa tratar de impulsar conscientemente más aire a través de tu boca mientras hablas.
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Tu oficina también tiene una imagen.
¿Estás ubicado en el centro de la ciudad o en los suburbios? ¿En un piso alto o en un primer nivel? ¿Espacio compartido u oficina en casa? Todo (desde la alfombra, el color de las paredes, los muebles, hasta la forma en que el nombre de tu oficina se muestra en alguna pared) expresa algo acerca de ti y tu práctica. Debes considerar el mensaje que estás enviando incluso en el tipo de revistas que pones en el área de espera (¿revistas de farándula? ¿de salud? ¿de National Geographic?).
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Tus papeles y tarjetas de negocios.
Tus hojas timbradas, sobres, tarjetas de presentación, etc. sirven como tu mensajero especial cuando no estás presente en persona. El logo, el color y la calidad del papel, el tipo de fuente que utilizas, los colores de la tinta, y demás, deben ser consistentes junto a todos tus materiales de marketing. Esto también aplica a tu página web, redes sociales y tu firma de correo electrónico. Incluso para tus propuestas de honorarios.
Un último consejo: Es bueno lucir exitoso, pero no demasiado llamativo. Todo el mundo quiere ir con un ganador, pero puede ser que los clientes tengan ciertas reservas para pagar lo que parece ser un estilo de vida exorbitante.
Tómate un poco de tiempo pensando acerca de la imagen jurídica que proyectas, y cómo refinar ese mensaje.
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¿Cómo está tu imagen jurídica?
Piensa ¿quién es el mejor abogado de asuntos laborales en tu ciudad? ¿y en materia penal? ¿quién es el más recomendado en asuntos migratorios?… Los abogados de alto perfil que te vienen a la mente han desarrollado una imagen jurídica, o marca legal, por llamarle de otra manera, para conectar su nombre con su área de práctica en la mente del público. Tú también puedes hacer un sinnúmero de cosas para mejorar y perfeccionar tu imagen, y así lograr una impresión fuerte y duradera. Algunas de estas cosas son:
Tu imagen electrónica.
Toda la atención en estos días es en tu perfil electrónico. Busca tu nombre en Google para asegurarte de que sabes lo que aparece. También es útil saber quién más tiene tu nombre. (Si tu nombre es “Juan Pérez”, será más difícil diferenciarte, que si tu nombre fuera “Florentino Espaldancha”). Y a donde quiera que vayas en Internet, piensa sobre la presencia que quieres proyectar, desde el lenguaje que usas hasta tus fotos e imágenes que compartes.
Tu apariencia personal.
Imagina que seas recordado como “el que siempre viste bien”. Sería emocionante. Al estar siempre bien vestido y organizado, proyectarás que es también tu forma de manejar los casos que lleves. Por otro lado, cuando te reúnes con un abogado y ves que el cuello de su traje o camisa está arrugado, y sus zapatos parecen de un vagabundo, es fácil tener tus dudas. Imagínate ver en un tribunal a un abogado con una mochila de peluche… ¿qué imagen está proyectando este tipo de personas?
Ese “algo” por el cual te recuerden.
Cómo te arreglas y qué usas, son cosas que envían señales subliminales acerca de tu competencia. Puede ayudarte a proyectar una imagen más memorable para tus clientes o clientes potenciales. No tienes que ser un seguidor de la moda, ni gastar la mitad de tu sueldo para lograr una impresión fuerte. Un abogado de Los Angeles, especialista en derecho equino1, siempre usa ropas de vaquero y botas. Incluso su smoking tiene un yugo encorvado de los que usan los bueyes. Del mismo modo, una abogada del área de quiebras en Chicago siempre usa un botón de la balanza de la justicia de diamante. Y sí, ambos son buenos abogados. Pero el punto es que ellos son memorables al instante, antes de saber cualquier cosa sobre sus credenciales.
Tu voz.
Si obtienes alguna reacción negativa a tu acento regional (que es muy variante según algunas regiones del país), considera trabajar con un entrenador de voz (regularmente un profesor de canto). Un entrenador puede ayudarte a perder ese acento que delata que eres del Cibao o de la zona Este, y hacer tu voz más meliflua. Entre otras cosas, esto significa tratar de impulsar conscientemente más aire a través de tu boca mientras hablas.
Tu oficina también tiene una imagen.
¿Estás ubicado en el centro de la ciudad o en los suburbios? ¿En un piso alto o en un primer nivel? ¿Espacio compartido u oficina en casa? Todo (desde la alfombra, el color de las paredes, los muebles, hasta la forma en que el nombre de tu oficina se muestra en alguna pared) expresa algo acerca de ti y tu práctica. Debes considerar el mensaje que estás enviando incluso en el tipo de revistas que pones en el área de espera (¿revistas de farándula? ¿de salud? ¿de National Geographic?).
Tus papeles y tarjetas de negocios.
Tus hojas timbradas, sobres, tarjetas de presentación, etc. sirven como tu mensajero especial cuando no estás presente en persona. El logo, el color y la calidad del papel, el tipo de fuente que utilizas, los colores de la tinta, y demás, deben ser consistentes junto a todos tus materiales de marketing. Esto también aplica a tu página web, redes sociales y tu firma de correo electrónico. Incluso para tus propuestas de honorarios.
Un último consejo: Es bueno lucir exitoso, pero no demasiado llamativo. Todo el mundo quiere ir con un ganador, pero puede ser que los clientes tengan ciertas reservas para pagar lo que parece ser un estilo de vida exorbitante.
Tómate un poco de tiempo pensando acerca de la imagen jurídica que proyectas, y cómo refinar ese mensaje.
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